Actualmente las islas están liderando una gran revolución energética a nivel mundial, se están convirtiendo en un laboratorio de energías renovables. De ser las grandes olvidadas, han pasado a ser un modelo avanzado a seguir en políticas ambientales pioneras.
En común las islas tienen que suelen ser pequeñas, alejadas de las grandes urbes mundiales y también más vulnerables. La ONU dedicó su Año Internacional 2014 a recordarnos que su rico patrimonio ambiental, económico o cultural está más amenazado por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación que las zonas continentales.
La subida del nivel del mar o la extinción de especies únicas endémicas les afectan más. Por otro lado, en la cuestión energética también presentan inconvenientes, ya que presentan una excesiva dependencia a los combustibles fósiles. Una isla fpuede quedar
fácilmente aislada, hasta el punto de que los barcos que llevan combustible no tengan acceso a su costa debido a un temporal.
En la isla de El Hierro, en Canarias, han hecho de la necesidad una virtud. Los herreños pusieron en marcha un proyecto en 2014 para autoabastecerse al 100% de energía renovable. Al norte, cerca de la capital, la central hidroeólica de Gorona del Viento ya lo está consiguiendo; de momento duranbte varios días al año, pero con el objetivo de que lo sea todo el año. La idea es pionera, en especial para paliar uno de los desafíos de las renovables: su almacenamiento. El proyecto consiste básicamente en aprovechar la energía eólica
de cinco grandes aerogeneradores y «almacenar» parte de la energía cuando no haya viento para general electricidad con los saltos de de agua de un embalse a otro.
Afortunadamente no es un caso aislado, las islas están organizando una auténtica revolución energética a nivel mundial. En Europa, por ejemplo, 26 islas forman parte de la iniciativa Clean Energy Islands (Islas de Energía Limpia) de la Comisión Europea para mejorarlas y convertirlas de paso en ejemplos inspiradores de la transición energética a las energías limpias. Entre ellas, hay las españolas La Palma, Mallorca, Menorca, Eivissa y A Illa de Arousa
Algunas de estas islas han aprobado planes que en algunos lugares continentales no se han planteado hasta hace muy poco. Por ejemplo el caso de Baleares; entre otras medidas que se aprobaron con la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, a partir de 2025 no será posible la compra de vehículos diésel y además se restringirá su entrada a las islas. Además, el objetivo de la ley es que en 2050 las islas funcionen con energía 100% renovable.
Antes de llegar a esta meta, el gobierno balear ha marcado un primer hito en 2030, para cuando el 30% de la energía que se consuma debe ser renovable, con lo que se reduciría un 30% el consumo energético y un 40% las emisiones contaminantes.
Un ejemplo pionero a nivel mundial es la isla danesa de Samsø. Ya en 1997 pusieron en marcha un plan de introducción de aerogeneradores, calderas de biomasa, colectores solares y biodiésel, que les ha convertido en 100% independientes energéticamente.
Como siguen conectados al cable submarino eléctrico de su país, incluso venden la producción que les sobra; además siguen buscando fórmulas para deshacerse por completo de los combustibles fósiles que todavía utilizan e investiganen sistemas todavía inmaduros pero de futuro, como el hidrógeno o un ferry con baterías que se carguen en la isla.
Samsø es todo un ejemplo de que las energías renovables son una realidad posible. La isla tiene once grandes aerogeneradores, de los que dos son propiedad de cooperativas locales ciudadanas.
Las islas son también un lugar adecuado para probar un desafío de las renovables: el de optimizar su suministro y su eficiencia. En algunos de estos proyectos insulares el desarrollo de las redes eléctricas inteligentes es una de las claves. Es el caso de la también danesa isla de Bornholm o la coreana Jeju.
Otro desafío en el que las islas pueden jugar un gran papel es en el de la movilidad sostenible, y en concreto, con el coche eléctrico. Varias de ellas ya han aprobado medidas para potenciar su uso no solo para desplazarse en él, sino tambiénpara convertirlo en una «minicentral» doméstica para la generación de energía.
Por otro lado, hay otras islas que están apostando por el recurso renovable que más a mano tienen para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. En Hawai están logrando que una parte importante de su energía provenga de una planta de geotermia instalada al lado del volcan Kilauea.
Los gobiernos deben apostar decididamente en políticas que favorezcan la transición energética hacia energías de origen renovable. En el caso de la isla de Samsø tenemos un claro ejemplo que es posible autoabastecerse con energías renovables, incluso desde hace tiempo, y sin disminuir nivel de bienestar. Además, se ha desmostrado que se genera empleo en las actividades relacionadas con las nuevas energías.